Me di cuenta de que yo básicamente aprendo por imitación. Veo en alguien más una actitud que deseaba realizar pero no podía terminar de completar; veo que es posible, veo cómo la ejecuto, y tomo el ejemplo. Es como si no supiera que tenía permiso de hacer algo hasta que lo vi en alguien más. Hay deseo en mi de hacer tantas cosas y todavía me comporto frente al mundo como un infante pidiendo permiso, no sabiendo si lo que quiero está dentro o no de las reglas, temiendo las consecuencias sociales de mi actuar. Alguien que no se siente como actor/creador de vivencias, sino todavía como aprendíz.
El verdadero maestro es el aprendiz que no pide enseñanzas de alguien más, sino de la vida.