Te sentas frente a la hoja en blanco armado de pinceles y pinturas. Tomas de tu taza de desazón caliente y observas. La mueca pesada quiere tocar el piso. Te sentís desnudo de creatividad, la descrees, es un mito. ¿Cómo puede ser que no tengas nada para decir? Sentís que querés ser único, nuevo, abstracto; querés expresar aquello que nadie más. Querés invocar el espíritu que. Querés ser el primero en. Y te das cuenta de que todo eso no sos vos. Y te das cuenta de que nunca se es sólo (uno).
No existe la creación de cero, inmaculada, puramente creativa y desligada. Sería como pretender hablar sin palabras. Construimos a partir de y a su vez somos construidos. No hay concepción inmaculada, no hay aislamiento, la sangre es la misma.
Todo lo que hay es hijo de... las formas, los colores, la matemática nacieron de la naturaleza (y el hombre las tomó y les dio nombre o línea). Esa madre naturaleza a su vez también es hija de... Habrá tenido otra que la alimentara a ella de su pecho, que la gestara en su vientre y diera vida.
Ya ves artista, todos tomamos de algún lugar. No pretendas desligar tu voz de la ágil corriente de voces que te conforman.
A. Serafina