Los caracoles huyen desesperados
hablan en francés
entre gritos
incendios del gigante que con
pisadas derrumba la tierra.
Corazas de ratas asustadas
penan la vida que nunca eligieron.
Ojos que esconden y disimulan
que desean territorios prohibidos
Ahora, traducidos los pensamientos
en caos
ideas que retumban contra realidades
como arlequines traviesos
confunden y siembran hierbas
que recorren la noche y atrapan el aire.
El libre discurrir de los peatones que
caen como oleadas de agua sucia
por las alcantarillas
indiscriminadas, ensucian
tiñen los ocasos de enamorados relucientes.
Aura Serafina
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