¿Dónde dejé mi amor? Lo perdí. Creí haberlo dejado en un banco frente a
aquél árbol pero ya no está. Me lo habrán sacado, o quizás se fue, me
dejó. Pensé que era nuestro, mío, pero él no quiso ser de nadie. Se
acurrucaba a mis pies en las noches frías y calentaba el pecho entre
melodías, pero nunca fue mio. De hecho nunca le vi el rostro, si me lo
volviera a cruzar ahora no lo reconocería. Quizás porque nunca estuvo
allí, porque estaba su espacio reservado, estaba su idea. Yo jugaba al
amor, a que te entendía cuando me lo decías pero mi amor nunca llegó. Si
se hubiera perdido en el correo aunque sea tendría a quien reclamar.
Siento su ausencia y ahí entiendo que no era un ente sino la abertura de
un túnel donde se zambulle la gravedad misma.
Escribo y me sale todo con sabor a mar. Allí estoy, sola en medio de su
templanza en un día nublado que parece querer llorar, digo, llover. Sigo
allí flotando. Las últimas personas huyen de la amenaza, se cubren con
toallones y abrigos y me dejan olvidada allí flotando en el mar frío.
Veo como mis límites se pierden, me permeabilizo: me lleno de agua y
ella se llena de mí. Me diluyo como solvente, ella gana. Soy sólo un
grano más de arena. Mi color se empieza a ir. Cierro los ojos e imagino
criaturas marinas a mis pies, rozándome y por primera vez tengo miedo.
Esta no será una conquista pasiva, me tomarán por las armas, me harán
sufrir pero seré parte de algo. Me distorsionarán pero seguiré siendo.
Me ahogaré pero no habré muerto.
Entonces sí veo otros como yo hundiéndose en el mar, dejándose, y
descubro que no, no quiero. Me muevo, lucho contra corriente. Ya no sé
hacia donde pero pataleo y rasguño la espuma. Avanzo hacia la orilla
desesperada hasta que el mar me suelta y me acerco lo suficiente como
para dejarme empujar por las olas que me dicen 'te estaré esperando
cuando te lo desees'. Pero no me animo, y mis pies tocan la arena. Me
arrastro hasta sentarme-sentirme ya a salvo. Nunca tuve tanto frío.
28/05/17
Aura Serafina
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