martes, 7 de abril de 2015

Es un tipo de memoria muy pobre la que sólo funciona hacia atrás

- Mi nombre es Alicia, pero...
- ¡Qué nombre más estúpido!- la interrumpió con impaciencia Humpty Dumpty. - ¿Qué significa?
- ¿Es que un nombre tiene que significar algo?- preguntó Alicia tímidamente.
- ¡Claro que sí!- dijo con una risita seca Humpty Dumpty-. Mi nombre significa exactamente la forma que tengo (una forma, por cierto, muy hermosa). Tú en cambio, con un nombre así, podrías tener cualquier forma.
"¿Puede una frase compuesta por por palabras como Humpty Dumpty evocar mejor la "hermosa forma" del personaje, un huevo antropomórfico, que cualquier otro sonido escogido al azar? Es una antigua pregunta filosófica que remonta a Platón." (y Shakespeare y Umberto Eco)

- Es un tipo de memoria muy pobre la que sólo funciona hacia atrás- replica la Reina.
"Desde mediados del año 2000 los neurocientíficos comenzaron a darse cuenta de que la memoria no sólo tiene que ver con el pasado, sino que también ayuda a actuar de forma apropiada en el futuro", dice Eleanor Maguire, del University College de Londres, quien con frecuencia se refiere a la Reina Blanca para ilustrar la idea.
Una posibilidad es que imaginamos el futuro tirando de nuestros recuerdos y uniéndolos en un montaje que podría representar un nuevo escenario. De esta manera, la memoria y la previsión utilizan "el mismo tiempo de viaje mental" en las mismas áreas del cerebro."
- No sirve de nada intentarlo-, dijo Alicia. - No se puede creer en cosas imposibles.
- Me atrevería a decir que no tienes mucha práctica-, respondió la Reina. - Cuando tenía tu edad lo hacía durante media hora al día. A veces creía hasta en seis cosas imposibles antes del desayuno.
"A ese capítulo hace referencia Gopnik, quien leyó la obra de Carroll por primera vez cuando tenía tres años y ahora se dedica a estudiar cómo construimos la imaginación. La experta ha descubierto, por ejemplo, que los niños que juegan a "creer lo imposible" tienden a desarrollar una capacidad cognitiva más avanzada. Entre otras cuestiones, entienden mejor el pensamiento hipotético y también las motivaciones y las intenciones de los demás.
Travis Proulx, de la Universidad de Tilburg, en los Países Bajos, ha estudiado la manera en la que la literatura surrealista y absurda como la de Carroll influye a nuestro conocimiento. Y ha descubierto que enfrentar nuestras expectativas a un mundo extraño y a unas historias fantásticas empuja a nuestro cerebro a ser más flexible, lo que, a su vez, nos hace más creativos y hace que aprendamos más de prisa.
Gopnik señala que algunas drogas alucinógenas también podrían ayudar a alcanzar un estado mental de libre asociación parecido al de los niños, pero leer es sin duda la forma más segura de hacer retroceder el reloj y ver el mundo desde una nueva perspectiva."

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