La historia de los
sueños está íntimamente ligada a la capacidad creativa que el hombre
tiene de representar los deseos, miedos y temores que lo habitan. Y
desde que el hombre relata sus sueños, se ha fascinado por descifrar la
topología de su íntima alteridad. En La interpretación de los sueños
(1900) Freud no solo propone la producción simbólica del sueño como vía
al inconsciente sino que va más allá al desafiar el valor del sujeto
pensante (cartesiano) en nombre del sujeto de deseo. El sujeto
cartesiano y consciente, aquel que orgulloso esgrimía "Pienso, luego
existo" se descentra, y aparece un nuevo tipo de sujeto inconsciente que
cuestiona el conocimiento de la época y, por ende, todos los saberes,
incluso el relativo a la mujer. No es casualidad que el psicoanálisis
surja a partir de los estudios de la histeria, estudios que empiezan a
explorar seriamente la sexualidad femenina.
El texto de Freud
provoca una respuesta inmediata en las vanguardias que da cuenta de la
riqueza disparadora que el sueño adquiere como dispositivo terapeútico.
Entre estas respuestas artísticas, llama la atención la serie "Sueños"
en la que Grete Stern (1904-1999) aporta una valiosa colección de
fotomontajes protagonizada por mujeres. De nacionalidad Alemana y de
origen judío, Stern emigra a Buenos Aires en 1935 y se integra a la
escena cultural de una ciudad cosmopolita que sufre una de las mayores
oleadas inmigratoria de su historia, un influjo que duplica su
población en los primeros veinticinco años del siglo
La serie fotográfica "Sueños" que Grete Stern publica en Buenos Aires en Idilio
(1948-51) -una revista destinada a un público femenino de clase
media y baja, la serie fotográfica de esta diseñadora gráfica y
fotógrafa alemana que llega a Buenos Aires en 1935 ilustra la sección
"El psicoanálisis te ayudará", una sección que publica los sueños que
las lectoras mandan para que Richard Rest (seudónimo de Gino Germani y
Enrique Butelman; Estos dos jóvenes de
la Universidad de Buenos Aires son nada menos que el "padre" de la
sociología moderna en Argentina y el fundador de la editorial Paidós
respectivamente.) los interprete. Es precisamente siguiendo el
recorrido de los sueños representados por Stern que se observa una
solidaridad indiscutible entre la emergencia de la mujer como
subjetividad y el comienzo del psicoanálisis en la cultura porteña.
Los Sueños fueron
una plataforma de experimentación artística donde se efectuaron
distintas operaciones disruptivas sobre las asignaciones de género: se
alteraron, discutieron y reformularon los modelos dominantes y las
narraciones canónicas que tendieron a asociar a la mujer con los
aspectos más degradados, inquietantes o retardatarios de la sociedad
moderna. Stern retomó y sometió a torsiones novedosas relatos instalados
en el imaginario de la modernidad -algunos de ellos de larga
tradición- que se organizan en torno a núcleos densos de significación y
que ligan indisolublemente a las mujeres con ciertos tópicos: la
cultura de masas, la naturaleza, el primitivismo y la figura de los
dobles mecánicos del ser humano.
La ilustración de los
sueños estaba a cargo de la fotógrafa Grete Stern, quien estimó que el
fotomontaje era la técnica más adecuada para representar las imágenes
oníricas de las consultantes. La sección abonaba cierta idea de la self made woman,
una mujer joven y moderna capaz de construirse a sí misma. Gracias a
la ayuda del psicoanálisis -y del especialista encargado de administrar
dicho dispositivo- se podían detectar y, con empeño y buena voluntad,
resolver los "complejos del alma".
Si bien el consejero
psicológico no refutó los roles femeninos ligados al ideal doméstico,
no dejó de alentar a las consultantes a que alcanzaran cierta
autopercepción y comprensión de los problemas psicológicos o
sentimentales que las aquejaban. Las composiciones visuales de Grete Stern, los Sueños,
no sostuvieron la postura conciliadora que demostraba el especialista,
por el contrario, fueron abiertamente cuestionadores de los roles de
género instituidos por el modelo doméstico Dentro del corpus completo de
los fotomontajes de Idilio, un número significativo alude
abiertamente a la posición conflictiva y ambivalente de la mujer como
objeto (especialmente de la manipulación o de la mirada masculina) en
desmedro de su consideración como un sujeto con plena conciencia y poder
de decisión sobre sus propias acciones. El hecho de que Grete
Stern proponga ilustrar estos sueños a través de fotomontajes
surrealistas ha sido interpretado como una apuesta estética que negocia
entre la vanguardia y la cultura de masas. Stern se apropió y
reelaboró zonas de la iconografía artística y resignificó, mediante la
figuración visual, los relatos construidos sobre la mujer.
En todo caso, el idilio empieza a tener un doble sentido ya que el hombre no es el único protagonista en los sueños de las mujeres y como protagonista aparece reiteradas veces bajo la forma de lo monstruoso.
En todo caso, el idilio empieza a tener un doble sentido ya que el hombre no es el único protagonista en los sueños de las mujeres y como protagonista aparece reiteradas veces bajo la forma de lo monstruoso.
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