viernes, 9 de agosto de 2013

Orgullo... sin prejuicio

Me di cuenta que no tiene nada de qué ponerte orgulloso el decir que sos orgulloso. El orgullo puede parecer una armadura muy brillante y osada, pero me di cuenta hoy que meramente eso, una armadura. Algo que usas cuando te querés proteger o tenés miedo. Ser orgullosa con alguien, pelear e irte... muchas veces se traduce en que no tuviste las agallas de decirle algo particular que te molesta, que de todo lo que le habrás gritado en la cara, hubo ALGO que no pudiste decirle. Orgullo es no querer agacharse por miedo a que lo pisen.
Orgullo es aparentar una actitud de sobre valoración, de estimarse por encima e los demás, a veces arrogancia. Pero, todo aquél que sea orgulloso, puede admitir en este espacio seguro que en realidad es una máscara para proteger algún aspecto de la personalidad que consideramos débil o para ocultar esas cosas que no tenemos las agallas de decir o admitir.

El orgullo en una persona es sinónimo de debilidad o miedo.
No lo digo en forma de crítica (porque yo soy una de las personas
más orgullosas que conozco), sino como una realización, el darme
cuenta de que las apariencias engañan. Que durante mucho tiempo
vi gente orgullosa y recién ahora entiendo lo que eran realmente,
entiendo que me dejé engañar por lo que parecían en vez de ver lo
que había debajo, alguien asustado y a la defensiva de su persona.

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