El instinto creativo más primario que marca un ritmo constante. La creación como una forma de apropiación. El apetito que deriva en creación. El impulso plasmado en la obra es el resultado de establecer un vínculo especial entre objeto-sujeto-espectador. Perseguir la revolución es: emoción a través del arte, nunca indiferencia.
Una obra es lo que confluye con el deseo y surge de lo sensorial. El hilo conductor: la representación del cuerpo humano y sus posibilidades estéticas. Se expresan mediante lenguajes. Los cuerpos representan el taller del escultor y la relación del pintor con todos sus modelos. La admiración del creador por la musa que no existe y exige nuevos conceptos de belleza. La ruptura de la perspectiva tradicional... Hay una imposibilidad de plasmar el ideal o el pensamiento plenamente. Es imposible captar el momento mágico, único, intagible ya que guarda su esencia en aquél factor inalcanzable; siempre se renueva, por lo tanto nunca es, siempre fue. Luz que atravesó el momento como un rayo al cual no estamos seguros de haber visto. Y no es su realidad lo que causa placer sino el misterio, el rastro que deja.
La mirada y el deseo caminan juntos, el deseo que viene de mirar desde lo oculto, captar en secreto lo prohibido. El espectador es, claro, partícipe en la relación dialéctica. El deseo en sí nunca es correspondido por ser la mirada furtiva que erupciona placer en el espiar, no busca respuesta y camina en una sola dirección. Se esconde por naturaleza, porque es el que ve, no el ser visto. Pero a veces el objeto lo ve y éste responde a la invitación sin pudor. Se desnuda en el dejarse observar y convertirse ahora en objeto. Disfruta.
El harén es el momento de las confidencias femeninas en espacios cerrados. Maneras diferentes de explicar un mismo asunto son tambien maneras de intentar poseerlo. La mujer flor es alegría de vivir. La esfinge altiva y distinguida. El deseo, la pulsión más fuerte. Observar lo deseado, recorrerlo y a la vez destruirlo para ser visto; convertirlo en (la propia) imágen a través de la mirada. Síntesis y antítesis. Cuando la vida es más un deseo que un significado, se aprehenden otras formas de sentir diferentes a las esperadas. Como la diversión de conjugar la novedad con el pasado. El enigma es lo que falta, lo que incita a ser buscado y dejarse conocer mas no, penetrar como quimera imposible que es, imposible de sostener siquiera un momento.
Descomponer lo estudiado para que sea la intuición del observador lo que le devuelve su forma a ese cuerpo disperso, tranformado, adaptado. Detrás del arte hay siempre una confesión escondida.
Texto que encontré en algún rincón olvidado escrito hace mucho.
Pareciera ser la vista del paisaje de mis ideas teatralizado.
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