En algún punto, voy a necesitar algo que me exceda y que se me imponga para que pueda tomar una decisión sobre si lo quiero o no.
¿Será algo generacional el hecho de tener un pie adentro y otro afuera? Observo otras generaciones comprometidas con sus caminos hasta el punto del anclaje. Quizás esta tendencia gata flora sea una reacción a eso. -Qué interesante entendernos, no como entidades originales sino, en reacción a algo más, en diálogo constante-. Mi generación a veces olvida su lugar en el tiempo del mundo, en cambio: todo nace conmigo. Esto en algún punto es muy hermoso y poético, pero por otro lado, invisibiliza los hilos que nos mueven.
¿Por qué necesito estar 2 años en una relación para identificar si la elijo? ¿Por qué necesito marinar un deseo durante 5 años? ¿Por qué un día quiero adoptar al perro que rescaté, y al otro, encontrarle otro hogar?
¿Dónde está mi deseo? ¿Es tan cambiante realmente o simplemente tengo miedo de tomar una decisión sobre él? Porque aquí se abre no la cuestión de sentirnos sino de animarnos a llevarlo a cabo. Esta dimensión está atravesada por un factor más pragmático, y por ello, más consciente. Es decir, que es nuestra parte más pensante la que embarra y oculta la más profunda: el deseo.
El sujeto/a de esta época, como resultado de muchas épocas y la actual, suele dividirse para entenderse. Se disecciona en disciplinas médicas, en partes, en esencias, en partes del cerebro. Nos fragmentamos para luego volver a nosotros mismos desde una burocracia internalizada y a su vez externa. Somos nuestro propio sujeto de estudio que encaramos como desde un afuera, en vez de meramente sentir y habitarnos.
¿qué esperas de esos momentos? nada verdadero, es la herida la que llama, y el presente el que responde. resulta en un espiral sobre sí mismo.
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