sábado, 20 de julio de 2013

Remando el post...



Cortamos y con cada día que pasa me doy más cuenta que no estaba bien con él sea porque no sabía cómo ser o porque no complementábamos. Me di cuenta que quiero otro tipo de persona conmigo, vía las personas con las que me estoy cruzando estos días. Y necesito otro tipo de persona, con quien en definitiva me sienta confiada como para ser yo en todas mis facetas y decir metáforas y hacer chistes tontos y reírme y emocionarme por bobadas y expresar lo que pienso así como lo que siento.  

Y yo me siento mejor y más plena, descubriéndome, explorando lugares, actividades, personas en este momento… Con él siempre me limitaba a hacer lo que él quería usualmente como quejándome por no hacer lo mío cual niña caprichosa… adhiriendo a lo de él de mala gana, como si hacer lo que quiero no estuviera en el menú de lo posible. Entonces ahora que me siento tan libre, sin embargo, me pongo celosa cuando veo que le gusta la cantante que yo le pasé o cuando se babea con sus amigos por esa cantante. Y digo ¿por qué? Celos de posesiva en parte porque yo se la presenté y ahora se la muestra a TODO mundo… pero también celos por no ser LO único en su vida. Yo necesitaba ese status para sentirme bien conmigo. Él me dijo: “sos la única, sos la mejor, te amo”, y me sentí completamente validada (y a la vez…). Bien que luché por ese puesto, para que alguien me tuviera ahí para no tener que propiciármelo yo misma. Financié una bella faja en vez de bajar la pansa, un disfraz perecedero para poner sobre una de las bases más importantes de una persona, su propio valor y amor. Ahora, sintiendo esta inseguridad emergente ante su apreciación por otras mujeres y yo ya no ocupe aquél puesto, aquél lugar idílico, alejado, no real, no mío; me doy cuenta gracias a que me salí de la relación de tantas cosas básicas erróneas al interior de nuestro vínculo, que ya venía pudriéndose. Estaba apoyado sobre todos los valores que no hacen a un vínculo sano.
Vos no estás con alguien para que tape con su presencia las cosas que no te gustan de vos, que no queres ver de la vida o que te dan miedo para esconderte a su sombra. Una armadura te protege de lo indeseable y te da una apariencia no-real tuya (a defender), pero no te da amor. Vos estás con quien podes construir un vínculo real, con alguien quien pueda ver la parte más sensible de tu ser, la más honesta, con quien puedas ser en tu mayor plenitud y expresión sin miedo; con quien disfrutar y a quien disfrutar. 

Vi, con él, que yo estaba defendiendo una figura ideal mía, la que yo creaba para sus ojos. Y que mientras esa bandera oleara, yo estaría en alto. Pero, esa no era mi bandera y yo no la oleaba por mi diversión sino por la de él. ¿Por qué tenemos esta necesidad de ser para otro, de medirnos según la visión de afuera, de hacer de todo para alegrar y hacer feliz al otro pero no a nosotros, (que somos… digamos, el principal afectado por nuestro accionar)? Era perecedero lo nuestro porque sin darme cuenta me convertí en la chica que él quería y con la cual fantaseaba, y cansa ser alguien que no sos, y la validación que te dan resulta no ser suficiente… Por suerte, por suerte no me dejé engañar por ese juego que llevábamos, por suerte reconocí que el valor que me daba no me llenaba, ese valor fundado en una imagen, por suerte vi que no me hacía feliz la relación. Porque en la vida hay que hacer las cosas que te hacen feliz y elegir CADA día hacer las cosas que haces y para lo que las haces. Yo me achanché en ese año y monedas porque ya no era para mí, no pensaba para mí, no hacía para mi… era todo en función de él. Le estaba dando una función y yo era la atracción principal, me perpetué en el rol de una actriz en vida sin siquiera darme cuenta. Dejé de disfrutar el arte de actuar y lo convertí en un trabajo esperando de él un sustento, una paga. Dejé que la paga de ese trabajo me definiera a mí y a mi actuación a pesar de no querer ocupar ese rol, pero sin cuestionarlo tampoco. Y así y todo, ahora quedo con una lastimadura que todavía no cerró, la de no querer estar en el lugar de quien es en función de otro, de no querer hacerme cargo de la felicidad del otro, de no querer entretenerlo, mirarlo y dejar de verme a mí; no quiero hacerme responsable de los sentimientos de nadie, porque esos sentimientos en común son resultado de una interacción, de dos personajes. No podes tirar todo sobre tus hombros y esperar remarlo sólo (y menos cuando tiene que ver con una pareja)… Esto lo sé pero todavía lo guardo con mucho cuidado, esto, lo defiendo mucho… por ahí tendría que dejar de evitar tanto aquella catástrofe que temo repetir y de nuevo… relajarme, ser y disfrutar. Respetarse y quererse uno, para que también lo hagan los demás. 


Y la verdad es que sé todo esto, pero todavía las ganitas en el medio de la noche de llamarlo o verlo están. Ya ni se si son por necesidades o conflictos mios o tamar, o proque significó tanto para mi... Esta ultima pregunta la voy a dejar abrierta para no iluminarla con el frío conocimiento y vivirla simplemente, en su encanto. A veces no hay que escarbar tan profundo para entender, y hay que dejarse sentir y ver dónde te lleva eso.... Así que acá freno.

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