lunes, 11 de noviembre de 2013

In the eyes of the beholder

Tenes una apariencia horrenda y recíen te das cuenta... está todo en la actitud.

Estas en un oral sin saber nada de lo que tenes que decir... está todo en la actitud.

Te humillaste publicamente... está todo en la actitud.

Tenes un día dificil en el trabajo con gente que no colabora... está todo en la actitud.


No es tan sólo una frase de película para tirar al final de una oración, es una verdad que influye tremendamente en la situación actual de la vida. A veces, no ponemos buena actitud por desgano o cansancio sin darnos cuenta que es un recurso pesimista que solo lleva a efectos pesimistas, un círculo vicioso. De la misma forma, hoy tuve uno de esos días en los que nadie colabora con nada, todos te hacen las cosas más dificiles y ya estás mal porque tenés el peso de todos los deberes que se te vienen encima... me empaqué. Me enojé y pelié fuego contra fuego y no me resultó mucho mejor porque terminé tomandome las cosas muy en serio. Es decir, la actitud que tomé: de tomarme las cosas muy dramáticamente, de enojarme, de ponerme en esa situación de "estoy harta con el mundo"... me terminó doliendo más que si hubiera encarado las cosas de otra forma. Mientras me enojaba con la gente que me hacía el día dificil y hacía que todas sus bobadeses me pesaran (a pesar de que lo hacían en un tono lúdico), yo fui la grumpy que se empacó y la única que lo pasó mal.
Es una paja a veces, rescatar algo positivo en situaciones que te dan ganas de tirarlas por la ventana, pero se sabe que es la unica forma de que resulten. No hacer de cuenta que no son malas, sino tomarselas de otra forma, aceptando la situación que tocó y resolverla no de la forma que esperabamos, pero de alguna otra que sí funcione acorde a eso.




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