domingo, 29 de junio de 2014

Y se que nunca se me va a olvidar tu voz, por eso tengo que dejar de guardarla

Desde hace como un mes que tenía una cascarita y todo el tiempo automáticamente la atacaba, la tocaba, la raspaba como diciendo: andate!.. pero me entretiene que estés acá.

Ya. Resuelto. Analogía con los problemas, con los traumas, con los ex, con todo...

En la medida en que seguía sacando la cascarita, como para sacar aquello que molesta, no la dejaba sanar, no  la liberaba. Igual con Orm. Estuve mucho tiempo rascando su cascarita casi adictivamente sin darme cuenta que sólo cuando la dejaba de molestrar y fijarme en ella, se curaría y desaparecería.
A veces nos obsesionamos con los problemas como forma de canalizar nuestra ansiedad hacia algo, pensamos que no los tenemos resueltos entonces los manoseamos, los maleamos, sin darnos cuenta que la forma de resolverlo no es teorizar al respecto sino, seguir adelante con las cosas que sí queremos en nuestra vida. Porque hay cosas que sólo están ahí porque nosotros las instanciamos, no porque merezcan estar ahí o porque tengan cuentas pendientes.

Si...
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... pero no por ello darnoslás con dolor autogestionado. Hay lastimaduras que se cierran haciendo algo de ellas, pero otras que sólo falta que las dejemos ir.


Es un tema para los dramaturgos como yo... nos entretenemos con eso porque tememos que la vida no será entretenida o divertida, tememos romper la rueda del dolor porque entonces... ¿qué queda? Pero lo único que logramos es frenar toda posibilidad de REAL entretenimiento y crecimiento y la apertura a esas otras cosas bellas que no tienen que ver con el dolor. Hay que saber cuando parar.


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