Autoestima es equilibrada = contar con el nivel de confianza imprescindible para que todas tus experiencias en la vida te resulten enriquecedoras.
Para tener un nivel adecuado de autoestima es importante haber sido criado en un contexto amoroso donde se respetó y se validó la subjetividad. Pero la buena noticia es en los casos en que no fue así, no todo está dicho: siempre, en cualquier momento de la vida, es posible construir, consolidar y elevar la autoestima. En este caso el desafío consiste en encarar algún trabajo de autoconocimiento que esté orientado a potenciarla.
El grado de nuestra autoestima se manifiesta en nuestros gestos, en cómo nos paramos, como estamos quietos, y cómo nos movemos en la vida cotidiana. Nuestro cuerpo es el contenedor de nuestro ser y como tal, es el primer lugar donde se juega nuestra autopercepción (...) Conectate con aquello que te hace brillar y hace sentir vital, descubrí qué es lo que te sale bien y te hace sentir a gusto con vos misma, para acompañarte en el logro de tus metas y tus sueños..
Podés entrenar tu autoestima cada día con cambios de actitud y aprendizajes que te aporten una visión más amorosa y más poderosa de vos misma:
Buenas compañías. Encontrate con esas personas y amigos que
admiran tus logros, quienes te devuelven una mirada aprobadora y
aquellas que son capaces de mimarte.
Prestá atención a las señales de alarma. ¿Qué disparadores te
bajan la autoestima? Una crítica, un insulto, un llamado que no llega,
una persona que no te elige. Hacé una lista, y cuando ocurran,
simplemente respirá profundo y dejalos pasar. No los resistas, no los
combatas, pero tampoco los amplifiques.
Descubrí tus potencialidades. Imaginate a vos misma como un
caleidoscopio que, al girar, muestra nuevos mosaicos de luces y brillos.
¿Qué cualidad poseés que todavía no pusiste en juego en tu vida?
Desarrollalas.
Disfrutá. Cuando tenés que enfrentar una situación estresante,
por ejemplo, un diálogo con alguien difícil y que siempre lleva las de
ganar, en lugar de padecerla, disfrutala. Encarala como un desafío. Esta
vez, en lugar de aparecerte con el rabo entre las patas con actitud
perdedora, prepará todos tus sentidos para tramitar airosamente la
cuestión. Un par de horas antes de la situación que te asusta, hacé algo
que te salga muy bien o que disfrutes mucho: cocinar, bailar, pintar,
lookearte. Que la sensación de disfrute se traslade a tu cuerpo y
transforme ese malestar anticipatorio en una emoción placentera.
Inspirate. Con recursos de crecimiento personal en distintos formatos (como libros o peliculas o videos de gente que te inspira). "
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