"La única insignia que vale es la de la igualdad de las inteligencias. La enseñanza universal no es un método de mercenarios. Es verdad, seguramente, que los ambiciosos y los conquistadores son su ejemplo salvaje. Su pasión es una fuente inagotable de ideas y se ponen de acuerdo rápidamente y sin dudar, para dirigir a generales, sabios y financistas cuya ciencia ignoran. Pero lo que nos interesa no es ese efecto teatral. Aquello que los ambiciosos ganan en poder intelectual al no juzgarse a sí mismos como inferiores a nadie, lo vuelven a perder por considerarse superiores a todos. A nosotros nos interesa la exploración de los poderes de cada hombre cuando se considera igual a todos los demás, y a estos, iguales a él. Entendemos por voluntad ese retorno sobre sí del ser razonable que se conoce en la medida en que actúa. Es ese foco de racionalidad, esa conciencia y esa estima de sí como ser razonable en acto lo que alimenta el movimiento de la inteligencia. El ser razonable es antes que nada un ser que conoce su potencia, que no miente sobre ella."
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